Relato de la recuperación y posterior reconstrucción del Loryc sardina
Rondaba el año 2003. Mateu
sabía que el Loryc sardina había estado en Campos, por información facilitada
por Antonio Batle (coleccionista y gran amante de la marca de autociclos
Loryc). Había dado instrucciones a los payeses de la zona para que le avisaran
en el caso de que apareciera algo que se asemejara a un coche muy antiguo en
algún almacén o cochera. El coche, si todavía quedaba algo de él, no debía
acabar en el chatarrero.
Imagen del programa de IB3 en el que Mateu explicó su
proyecto
Un día de otoño de 2007,
Mateu recibió una llamada de don Lorenzo Miralles, amo de la finca agrícola Son Lladonet, que estaba haciendo
limpieza. El chatarrero iba a llevarse unos tubos de riego por aspersión que
llenaban una torre de molino que era necesario vaciar, y debajo de los tubos aparecieron
unas ruedas y piezas que parecían responder a lo que Mateu andaba buscando.
Mateu dejó lo que estaba haciendo y salió disparado hacia la finca. La sorpresa
fue de órdago. Los restos del coche estaban semienterrados
por la acumulación de tierra, suciedad y el mero paso del tiempo, incluido el
motor y la matrícula. No cabía duda, ¡era la sardina!
Foto: torre de molino de Son Lladonet donde aparecieron las piezas del Loryc
Mateu llegó rápidamente a
un acuerdo con los herederos del titular del vehículo para quedárselo. La documentación estaba
todavía en vigor, así que pagando los últimos cuatro años de impuestos, las
deudas quedaban saldadas.
Recogió todas las piezas,
que subió al remolque de su coche y tomó unas primeras fotos con una cámara
digital. Por desgracia, esas fotos no se encuentran... una lástima.
La identificación y recuento
de las piezas dejó claro que no iba a ser una reconstrucción sencilla. Entre los elementos más esenciales faltaban el eje trasero y la cardan de transmisión. El vehículo había sufrido
transformación de su carrocería, de modo que poco importaba su estado. Las ruedas no correspondían al vehículo y se había hecho una chapuza para poder utilizarlas en lugar de las originales. El reto
de una restauración compleja que tanto gusta a los coleccionistas se ofrecía a
Mateu como una aventura a largo plazo.
Después de una limpieza a
fondo de las piezas adquiridas, dar aceite protector de la corrosión y de darle
imprimación al chasis y al eje delantero, ordenó las piezas e hizo las fotos que ves aquí debajo.
Las fotos de arriba se utilizaron para dar constancia en el manifiesto notarial documentando la existencia de lo que quedaba del coche.
Las ruedas encontradas no se dispusieron en la imagen de arriba puesto que no correspondían al vehículo.
Las investigaciones
apuntaban a que otro coleccionista mallorquín, Antonio Fluxá, había adquirido piezas de
transmisión de un Loryc en Campos hacía muchos años, así que parecía que esta pista podía ayudar a localizar las piezas que faltaban. Mateu se pone en contacto con él en Agosto de 2010, y éste se ofrece para ayudar en la reconstrucción, dando muy buenos consejos a Mateu para abordar el proyecto. De hecho fué Antonio Fluxá el coleccionista (y experto mecánico) que contagió a Antonio Batle su pasión por los Loryc.
Años más tarde, en 2014, Mateu pudo adquirir el eje trasero y cardan de transmisión, además de algunas otras piezas, por mediación de su amigo y principal coleccionista de Loryc, Antonio Batle.
Años más tarde, en 2014, Mateu pudo adquirir el eje trasero y cardan de transmisión, además de algunas otras piezas, por mediación de su amigo y principal coleccionista de Loryc, Antonio Batle.
Mateu contempla, emocionado, las piezas que acaba de recibir