lunes, 28 de marzo de 2011

Breve historia de la automoción española - Baleares


Breve historia de la industria española de la automoción

Poseer un automóvil a principios del siglo XX era privativo de la gente adinerada, costando entre cuatro mil y treinta mil pesetas, mientras un salario medio era de 2,5 pesetas diarias.
Durante el primer tercio del siglo XX tan solo las principales ciudades de España como Barcelona, Madrid y Palma de Mallorca contaron con fábricas de automóviles. En Barcelona la HISPANO-SUIZA (1904-1946), autociclos DAVID (1916-1923), el IDEAL (1915), ELIZALDE (1913-1928), AMERICA (1917-1922), MATAS (1917), J.B.R., HEBE (1920), MA. En Madrid HISPARCO, el VICTORIA. En Palma de Malllorca únicamente se fabricaron los autociclos LORYC, a partir de 1920 y durante 9 años en diferentes fases.
La competencia exterior sería fuerte y los nuevos procesos industriales de montaje en serie acabarían en pocos años con los sistemas artesanales como el de LORYC.
Baleares fue la primera provincia en matricular un vehículo en España, en el año 1900, lo que no fue casual sino indicativo de la gran afición local al deporte del automóvil desde finales del sigo XIX.
Los primeros paseos por los, aún polvorientos, caminos de la ciudad de Palma se convertían en un auténtico espectáculo para un público circunstancial y entusiasta.


En 1920, un año escaso tras acabar la Primera Guerra Mundial, un grupo de aventureros mallorquines apasionados por el mundo del motor crea la marca mallorquina LORYC con la idea de producir un vehículo con carácter propio y adecuado al mercado isleño. Rafael de Lacy Gual, Antonio Ribas Reus, Fernando Alzamora Gomá y el ingeniero Alberto Agustín Ouvrard y Dury, que provenía de la indústria francesa de autociclos, crean una primera sociedad. El riesgo era alto, pues se apostaba por un sector industrial sin tradición anterior en las islas. Esta empresa contribuiría cualitativamente al desarrollo industrial de la segunda década del siglo XX en Baleares. La aventura, por parte de la iniciativa empresarial mallorquina, fue intensa y estuvo colmada de éxitos deportivos compitiendo con las más prestigiosas marcas internacionales en pruebas de velocidad y resistencia.

La empresa  (Lacy Ribas y Cia, Sociedad en Comandita) 1920-1922, se transformaría por necesidades de ampliación de capital en (Lacy Ouvrard Ribas y Cía, Sociedad Anónima) 1922-1925. En 1926 los vehículos siguieron fabricándose en Francia, siendo sometidos al llegar al taller de Loryc en S’Aigo Dolça a desmontaje y modificación de piezas para adecuar a las particularidades del Loryc. Tras la liquidación de la sociedad y venta de los solares de S’Aigo Dolça, desde 1927, en los talleres de Darder Hermanos, en la calle Sindicato, se montaron las últimas unidades introduciendo modificaciones en la carrocería, saliendo la última unidad de los talleres de Darder en Febrero de 1930.


 




En diciembre de 1921 se matricula un prototipo de carreras con carrocería de aluminio al que se le llamó “LORYC-SARDINA”. El vehículo se ofreció, en un acto público de primera magnitud, que sirvió para publicitar la marca, al aviador D.Miguel Colomer. El vehículo, con una línea de diseño muy de moda en los autos de competición de la época, llegó a alcanzar velocidades de 110km/h. No es el de la foto de la derecha. Este es solo una transformación de otro Loryc queriendo parecerse al original "sardina".

Si quieres saber sobre la resurrección del Loryc sardina, el auténtico, sigue el enlace: https://loryc-racing.blogspot.com/2020/01/celebramos-el-centenario-de-loryc-tal.html

Se presenta la marca LORYC oficialmente en el II Salón del Automóvil de Barcelona en 1922, donde su Majestad el rey Alfonso XIII prestó especial atención a los modelos allí mostrados y felicitó a Ribas (socio de la firma).
La gran aceptación que tuvieron los LORYC fue espectacular, superando el número de pedidos, durante toda la vida de la empresa, la capacidad de fabricación, totalmente artesanal. En 1922, la marca LORYC era la quinta más vendida en Baleares de entre 150 marcas de diferentes vehículos que se ofrecían en el mercado.

Gracias a los éxitos cosechados por LORYC en las competiciones internacionales, se produjo una lluvia de pedidos que animó a la marca a ampliar capital y permitir la participación de nuevos socios para aumentar los medios de producción, aunque nunca dejó de ser una producción plenamente artesanal.
Escudo que identificaba las unidades Loryc de carreras, tanto en sus pedales como en su parte posterior.


El  famoso piloto Frick Armangué cambió su David por un Loryc para el Trofeo Armangué de 1922, con el que dio la vuelta rápida al circuito y terminó 2º. Y también a los mandos de un Loryc, participó en el Gran Premio de ciclocoches de Lemans, logrando el tercer puesto y marcó la vuelta rápida.

Feliu de Cabrera en su Loryc

Una estrategia equivocada en los planteamientos del mercado hizo que el LORYC se concibiera como un coche pequeño, práctico, veloz, económico en cuanto a consumo y a mantenimiento y fuera destinado a capas de la mediana y pequeña burguesía pero, debido a su precio prohibitivo, tan solo las economías más pudientes tenían acceso a ellos, de modo que todos los LORYC acabaron en manos de miembros de la aristocracia, la alta burguesía y ricos comerciantes.

 Los costes de fabricación del sistema artesanal resultaron excesivos y LORYC no resultó competitiva con la abundante oferta extranjera que se introducía en la isla.

La fábrica francesa EHP mantuvo una colaboración muy estrecha con LORYC desde el principio hasta el final de la marca, participando en la producción con diferentes grados de implicación en función de las necesidades de cada momento. Un momento especialmente delicado para la marca, y que posteriormente marcaría su declive, fue cuando, en marzo de 1924, el régimen de Primo de Rivera, en un intento por proteger la producción industrial de carácter nacional, adoptó medidas proteccionistas incrementando los aranceles de las piezas y bajando los de los vehículos completos. Esto supuso que pagaba menos aranceles un vehículo completo que las piezas necesarias para fabricarlo. Aranceles variables e imprevisibles, retenciones de material en la aduana y paralizaciones temporales de la fabricación acabarían hundiendo la empresa mallorquina.

Durante un tiempo los vehículos entraron en España completos, para ser desmontados en Mallorca,  modificar su mecánica y transformar su carrocería, para cumplir las especificaciones de los LORYC.
Estas operaciones se hicieron los últimos años en los talleres de Darder Hermanos, situados en las Avenidas, donde se montaron también unidades de otras conocidas marcas de automóviles.

Se produjeron, artesanalmente, poco más de 130 coches LORYC en 9 años, abarcando básicamente dos modelos: Sedán en sus versiones de 4 y 6 plazas, y Torpedo en sus versiones de 2, 3 y 4 plazas.

 
 




También hubo una versión de carreras, con carrocería torpedo “bateau”, de la que se produjeron 4 unidades, que incorporaban motor SCAP de más de 1000cc y 35 cv de potencia, que fue la que dio relevancia internacional a la marca tras sus victorias en numerosas competiciones deportivas en años consecutivos: 2º y 3er puestos en el II Trofeo Armangué de 1922, 4 primeros premios en su categoría en la IV Vuelta a Catalunya de 1922, 1er español clasificado 3er puesto del III Trofeo Armangué en 1923, 1er puesto en su categoría en la II Cuesta de la Rebassada, prueba Barcelona-Zaragoza-Barcelona. En el Gran Premio de ciclocoches de Le Mans, un Loryc pilotado por Frick Armangué, logró el tercer puesto y marcó la vuelta rápida.


Si quieres conocer el proceso de restauración del Loryc sobre estas líneas, sigue el siguiente enlace: https://loryc-racing.blogspot.com/2011/03/restauracion-loryc-2008-2010.html












Restauración Loryc 2008-2010

Restauración del Loryc de Juan Sard

En el año 2007 Juan Sard Esteva, hijo de Miguel, con el ánimo de sus hijos, se decide a recuperar el vehículo y le pide al mejor carrocero en activo de la isla que se ponga manos a la obra. El vehículo recuperará todas sus características iniciales, excepto lo comentado, y también su color original.

El coche es desmontado totalmente y se recuperan, una por una, las piezas para volver a montarlo en la forma y color originales.









 

Se fabrican nuevas ruedas, idénticas a las originales, y se eliminan las platinas instaladas en 1952.




















Historia del vehículo


vehículo en estado original

 Historia del vehículo


El vehículo, un torpedo biplaza de 1926, fue matriculado por primera vez el 8 de marzo de 1926 en Palma de Mallorca.

Se trata de una de las pocas unidades Loryc que no ha sufrido modificaciones importantes, conservando todas sus piezas básicas intactas.
Frenos delanteros, indicativo de los últimos años de Loryc. El vehículo en condiciones de origen

El vehículo fue preparado para competición,
incluyendo motor y conjunto de dirección.

El conjunto de dirección sería posteriormente
cambiado por Miguel Sard para obtener una
dirección más suave, menos directa.


Bastidor número PM1943
Motor CIME tipo G-A2ZC de 4 cilindros en línea, 1112 cc, 8HP (de E.H.P.)

1ª matriculación el 8 de marzo de 1926  PM-3130
Matricula histórica H-5475-BBC el 5 de junio del 2010

1er propietario 1926-1952 Bartolomé Suñer Sureda
2º propietario 1952-2011 familia Sard

Imagen actual, vehículo restaurado

Adquirido en 1926 en los Talleres Darder Hermanos de Palma de Mallorca por Bartolomé Suñer Sureda, industrial que había regresado con éxito de “hacer las Américas” y había adquirido ya, tres años antes, en 1923, un Loryc Sedán con motor 8HP de E.H.P. que curiosamente fue el último fabricado y montado en los talleres de S’Aigo Dolça.

El primer propietario, Bartolomé Suñer Sureda utilizó el coche entre 1926 y 1935, año en el que el vehículo quedó estacionado en una cochera en el campo, cerca de lo que hoy es el campo de fútbol de Artá.

Antes de eso, el vehículo participó en diversas competiciones entre Barcelona, Madrid y País Vasco, e incluso se trasladó a competir en Le Mans en la categoría de autociclos con buenos resultados, alcanzando velocidades de 138km/h. Para participar en las carreras, los vehículos se trasladaban llevando consigo piloto, mecánicos y herramientas.

La foto de abajo muestra una excursión de Antonio Ribas Reus, socio fundador de la empresa Loryc, con su familia por la Península con dos vehículos de su propia marca.
 


En aquellos tiempos circular por la carreteras mallorquinas era toda una experiencia apta tan solo para los más atrevidos. El riesgo de sufrir una avería a medio camino se veía agravado por la escasa o nula atención en carretera, y el hecho de que, al no cargar la dinamo lo suficiente para iluminar mucho tiempo, no eran habituales las rutas nocturnas.

Estalló la Guerra Civil Española en 1936, corriendo el vehículo grave riesgo de ser canibalizado o acabar siendo requisado por alguno de los bandos contendientes en la guerra, como ocurrió, sin duda, a muchos vehículos en esos años, sin embargo, la suerte y el hecho de que permaneciera escondido, hizo que el vehículo pasara desapercibido y no volviera a ver la luz hasta 1952.

Tras gastar toda su fortuna, y habiendo vendido las ruedas del Loryc para sufragar algunos gastos, acabó vendiendo el vehículo el 4 de Abril de 1952 a Miguel Sard Cursach, padre del actual propietario Juan Sard Esteva.

El vehículo, que fue encontrado reposando sobre cuatro pilones y sin parabrisas, fue sometido a una primera restauración tras la Guerra Civil, Miguel Sard Cursach le montó una ruedas de Fiat Balilla adaptando una platina al tambor del freno para poder montarlas con unos pernos (ya que las ruedas del Loryc iban con un estriado), y un parabrisas de Citroen. El vehículo fue pintado de color marfil.
La placa de identificación del vehículo corresponde a esta primera restauración.

El vehículo sería usado por Juan Sard Esteva (actual propietario) desde Octubre de 1952 hasta 1959.

Juan Sard recuerda la expectación que causaba al circular con el Loryc por las carreteras mallorquinas en los comienzos de la era turística, y la de veces que tuvo que detenerse a posar porque los turistas se querían hacer fotos con el coche. “Media Alemania se ha hecho retratar con el Loryc” es la frase que sale de sus labios cuando lo recuerda.
La parte superior del radiador muestra el típico termómetro
que se instalaba en la época para control de temperatura del agua.

Como en aquellos tiempos muchas carreteras eran de tierra el parabrisas acababa lleno de barro, barro que había que limpiar constantemente para poder ver y evitar salirse del camino, de modo que Sard hizo que un carrocero de Felanitx le añadiera una plancha entre las ruedas delanteras y el chasis. Esto se observa todavía en la foto anterior a la última restauración.

El coche fue pintado de color rojo.

Entre Octubre de 1952 hasta marzo de 1953 los soldados del cuartel del ejército del aire en Son San Juan admiraban y, muy probablemente, envidiaban a su entonces alférez de milicias Juan Sard al verle llegar a diario en su Loryc procedente de Artá. Tardaba, entonces ... minutos en recorrer los ... km que separaban ambas localidades por aquellas primitivas carreteras.

En 1959 Juan Sard por necesidades de espacio (amplía familia) devuelve el coche a su padre, de modo que el coche pasa a uso exclusivo de Miguel Sard Cursach, quien disfrutaría el vehículo desde 1959 hasta 1970 en que falleció.

Entre esos años y para mayor comodidad de su usuario, el vehículo se sometió a una modificación de manera que se le añadieron puertas, que serían eliminadas en la restauración actual.




El vehículo incorporaba una pieza llamada “dida”, un dispositivo que suponía una ayuda para hacer llegar el combustible desde el depósito, situado en la parte posterior del vehículo, hasta el carburador, de manera que situado en una posición superior facilitaba el acceso por efecto de aspiración. Esta “dida” fue sustituida en algún momento por un depósito de mayor capacidad en su misma ubicación (con el peligro que eso suponía por su proximidad al motor), que permaneció hasta la restauración del vehículo en 2008.

El vehículo dispone ahora de una bomba eléctrica para efectuar la misma función.


Los cuidados del motor fueron siempre atendidos por Juan, como cuando recuerda que, de cuando en cuando, retiraba la tapa de balancines para aceitarlos.

Finalmente, tras el fallecimiento de Miguel Sard, el vehículo, que llevaba ya algunos años parado, quedó a resguardo en un garaje de la propiedad, en Artá, esperando mejores tiempos. Juan Sard no dejó nunca de hacer rodar el motor cada cierto tiempo para evitar que se agarrara; aquel motor que en sus años mozos le dio tantas alegrías y le hizo correr tantas aventuras por los antiguos caminos de Mallorca.
En el año 2007 Juan Sard Esteva, hijo de Miguel, con el ánimo de sus hijos, se decide a recuperar el vehículo y le pide al mejor carrocero en activo de la isla que se ponga manos a la obra. El vehículo recuperará todas sus características iniciales, excepto lo comentado, y también su color original.

¿Quieres saber cómo se restauró?, sigue el enlace de abajo:
 https://loryc-racing.blogspot.com/2011/03/historia-del-vehiculo.html


¿Has visto el coche en movimiento? Lo grabamos hace unos años cuando todavía no teníamos una buena cámara, ni sabíamos filmar, pero vale la pena. El señor que lo conducía, Juan Sard, falleció hace poco. Sigue el enlace:
https://www.blogger.com/u/1/blogger.g?blogID=7098551916905050469#editor/target=post;postID=3401443266412290376;onPublishedMenu=allposts;onClosedMenu=allposts;postNum=10;src=link